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El
retorno de los extraterrestres
Hace
más de mil años, en la Vía Láctea, había un pequeño planeta, en
el sistema solar llamado “La Tierra”, en la que vivían los
terrestres. Cerca de ahí había otro planeta que se llamaba,
Júpiter, en el que vivían los Extraterrestres.
En
Júpiter, había unos extraterrestres que querían invadir La Tierra
para quitarle los suministros, porque en el planeta Júpiter no había
casi comida, así que tendrían que ir a La Tierra para quitarles sus
suministros.
Un
día normal, en La Tierra, un terrestre llamado David iba para el
colegio, con sus tres mejores amigos, Alejandro, Adrián y
Mario.
Después
de terminar las clases, David y sus amigos, fueron a un bar llamado
La Cantina, pidieron un par de Coca-Colas para cada uno.
Terminaron
de tomarse las Coca-Colas y se fueron al parque, una vez allí,
fueron a la parte de atrás en la que había una especie de esfera
muy brillante. La abrieron, y os sorprenderá lo que encontraron
porque era... era...
¡¡UNA
NAVE EXTRATERRESTRE!!.
Alejandro
se puso a saltar como un loco, porque su padre era de esos tipos que
creen en los extraterrestres, y naturalmente, él quería ser lo
mismo que su padre. Los demás no se emocionaron demasiado, porque
todavía no sabían si la nave era de verdad, o era uno de estos
juguetes, porque la nave no era muy grande cabía Alejandro dentro,
pero también era el más bajo de los tres, a si que todavía no se
sabe si es verdadero o es un juego de estos como los que hay en las
tiendas, sino que en un gran tamaño.
Al
final acabamos cargando con el platillo a las espaldas, cogimos dos
cuerdas cada uno y las amarramos a nuestras espaldas. Llegamos a la
casa de Alejandro en el mejor momento, porque su padre tenía todas
las herramientas a mano.
Le
explicamos todo a el padre de Alejandro, y lo que nos dijo fue que
era un platillo volante de verdad. En ese momento si que nos pusimos
todos a saltar y a pensar en, por ejemplo, este tipo de cosas:
- ¡Seremos ricos!
- ¡Seremos famosos!
- ¡Nos bañaremos en duchas de oro!
Y
un larguísimo ETC...
Pusimos
en venta el platillo volante, y por increíble que parezca, a la
media hora ya había más de MIL ofertas, la mejor fue de un tal
“John
Loler”, el cual ofrecia 10.023.234€ por el platillo.
Se
lo vendimos, pero al día siguiente salió en las noticias, en el
periódico, y en todos los lados que te puedas imaginar, la noticia
de que John Loler había muerto...
En
ese momento, nos quedamos todos completamente de piedra... Y nunca
encontramos la respuesta a esta pregunta:
-¿Querrán
los extraterrestres hacernos algo? ¿Lo que sea?, nunca se sabrá
hasta que lo hagan y nos demuestren algo...
FIN
Adrián
Pérez Aguilar, 6 C
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